Oncología 2: bases y cáncer de mama. Martes

Editorial | Ciclo normal de la célula

1: Antes de sanar, al arte de prevenir | Semana 2: Endocrino: Las llaves del metabolismo | Semana 3: La salud mental es fundamental | Semana 4: Cosas del corazón, cardiología | Semana 5: Músculos y huesos | Semana 6: Oncología | Semana 7: Hombres y mujeres saludables | Semana 8: Los niños primero: Pediatría | Semana 9: Honrar la sabiduría: Geríatría | Semana 10: Joyas de infectología

Editorial

Cada célula evalúa constantemente su estado, su entorno y su función. Decide avanzar si las condiciones son adecuadas, repararse si detecta daño, detenerse si falta alguna señal, o eliminarse si representa un riesgo. Miles de células en cada tejido lo cumplen cada hora para que el organismo mantenga su forma, su función y su estabilidad interna.

Las fases del ciclo celular no son solo una secuencia: son puntos de decisión regulada. G₁ permite crecer y prepararse. S duplica el material genético. G₂ revisa que todo esté en orden. M ejecuta la división. G₀ representa la permanencia funcional sin replicación. Y la apoptosis asegura que lo que ya no es útil o seguro se retire con precisión.

Este equilibrio dinámico mantiene a raya la acumulación de errores, la expansión descontrolada y la alteración de funciones. Su cumplimiento permite que un tejido conserve su arquitectura sin perder adaptabilidad. Su ruptura, en cambio, altera esa relación con el entorno. Una célula que continúa dividiéndose cuando no debe, que sobrevive a pesar del daño, deja de responder a los límites del sistema que la contiene. Desde ahí, comienza otra forma de existencia celular.

Cuando el ciclo no se detiene, cuando el daño persiste sin respuesta, cuando la muerte programada no ocurre, algo cambia en el lenguaje interno de la célula. Lo que antes era regulación, se convierte en disrupción. Así comienza otra historia. En el próximo artículo: ¿qué define realmente a una célula cancerosa?

— Manuel Alejandro Monroy Funes