Oncología: bases del cáncer. Viernes
Editorial | La Divina Comedia del cáncer. Parte 3 de 3
1: Antes de sanar, al arte de prevenir | Semana 2: Endocrino: Las llaves del metabolismo | Semana 3: La salud mental es fundamental | Semana 4: Cosas del corazón, cardiología | Semana 5: Músculos y huesos | Semana 6: Oncología | Semana 7: Hombres y mujeres saludables | Semana 8: Los niños primero: Pediatría | Semana 9: Honrar la sabiduría: Geríatría | Semana 10: Joyas de infectología
Editorial
Después de todo, llegamos a la plenitud.
Una forma que se sostiene de forma perfecta. Una estructura donde cada parte conoce su lugar y lo ocupa con precisión.
Aquí, la función surge desde el equilibrio consolidado.
El recorrido molecular no ha sido una sucesión de pruebas, sino una trayectoria de integración.
La célula que habita este espacio ha transitado sus ciclos completos.
Ha reconocido señales, ha duplicado con fidelidad, ha dividido sin fragmentarse.
Ha asumido que la permanencia también es acción, y que la madurez opera sin urgencia.
Cada canto de este Paraíso revela una fase afinada, donde la biología se organiza.
La membrana comunica con criterio. El núcleo calibra. El citoesqueleto sostiene.
El entorno deja de ser obstáculo. Se convierte en red funcional.
Lo que se expresa tiene lugar. Lo que permanece tiene sentido.
Cada célula se integra sin disolverse, y cada señal encuentra su cauce.
La plenitud es eso: el estado donde la forma cumple sin buscar validación.
Sostiene, responde y preserva sin desgaste.
Este es el Paraíso Molecular.
Un lugar donde la célula mantiene su función sin necesidad de replicación.
Donde la red opera desde el equilibrio.
Donde la vida continúa sin interrupción, porque todo lo esencial está en marcha.
— Manuel Alejandro Monroy Funes