Mi madre murió antes de que yo pudiera entender que estaba pidiendo ayuda.
La encontré sentada frente a la ventana, como tantos otros días. El televisor estaba encendido, pero no lo miraba. Me hablaba de cosas pequeñas —el gas, el arroz, la vecina del 4B—, y cada tanto soltaba frases que hoy me atormentan con una nitidez quirúrgica: "Estoy cansada de ser…