Al principio no fue un dolor. Era otra cosa. Un cansancio nuevo, como si todo me pesara más. Las escaleras que antes subía sin pensar se volvieron más largas, y aunque no me faltaba el aire, algo en mí se detenía. Pensé que era el clima, el trabajo, los años, el estrés. Pensé todo menos que podía ser el corazón.
Después vino el insomnio, una inquietud ra…